Mi mujer estaba embarazada, era una alegría para mi y para ella tener esa hermosa hija que venía al mundo. Pasé 3 horas delante de la puerta del paritorio, angustiado, sudando, temiendo, pensando cómo sería ese hermoso bebé que venía, era un canto a la vida. Después de esas tres angustiosas y trágicas horas, salió el doctor Méndez con cara seria, su rostro humedecido estaba sudado y respirando con más aceleración de lo normal, yo estaba serio, no hablaba y el doctor Méndez cambió la cara, de repente, y me dijo:
"Has tenido una hija preciosa, felicidades"
Estaba llorando de la alegría, entré, vi a mi mujer, la abracé, levanté a mi hija, le di un beso, la acaricié y le dije:
"Eres el canto y la luz de mi vida"
"Has tenido una hija preciosa, felicidades"
Estaba llorando de la alegría, entré, vi a mi mujer, la abracé, levanté a mi hija, le di un beso, la acaricié y le dije:
"Eres el canto y la luz de mi vida"
Joseph Ofusu 1º E.S.O. 2007-2008
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