La hermana pequeña se fue muy contenta con su helado. Se sentó en una silla del comedor y se puso a mirar el helado. Estuvo pensando un momento, y después fue rápidamente a buscar a su madre. La encontró en la terraza tendiendo la ropa. Había pensado regalarle su helado, porque sabía que le gustaba mucho el chocolate. La madre la cogió en brazos y le dio un beso. Le dijo que ahora no podía comérselo, que se lo guardara en la nevera.
Al mediodía llegó el padre a casa cansado del trabajo. Hacía mucho calor, y la madre, al oírle llegar, le dijo que se comiera el helado de chocolate que había en la nevera. El padre fue y lo cogió. Lo destapó y empezó a comérselo.
Entonces recordó que a sus hijos les gustaba el chocolate Mientras se comía el helado, fue a la tienda de abajo y compró una tarta helada de chocolate. Cuando llegó la hora de comer, todos se llevaron una gran sorpresa con aquella tarta. Al pensar los unos en los otros, habían salido todos ganando.
Alba Noguera, 1º E.S.O. A 2009
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