Leer, ¿Para qué?

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miércoles, mayo 09, 2007

La llamada (III) Por Lidia Puyals

-Bueno...¿Pero dónde?- me pregunté y pregunté disimuladamente al papel.

Me puse las manos en la cabeza, estaba perdido, intentaba recordar, pero era inútil, había dado tantas vueltas, que me parecía imposible recordar dónde había empezado todo.

Un papel... un escrito... ¿Pero cómo había conseguido encontrar esa mujer un papel si en 20 años no lo había encontrado?- Me pregunté desconsolado.

Al cabo de mucho pensar, empecé a deducir:

Papeles... ¿Dónde hay papeles? Tiene que ser algún sitio que hace 20 años no había.. Pensando y pensando llegué a la conclusión: ¡Claro! ¡En la nueva papelería del barrio Surt!

Empecé a correr, me deslizaba como nunca lo había hecho, hasta enfrente de la papelería. La puerta estaba abierta, entré con cuidado, empecé a abrir puertas con la esperanza de encontrar a la secuestrada, y cómo me gustaría decir que la encontré, pero temo, amigos, que en la papelería no estaba, así que volví a pensar.

Más papeles... ¡Claro! ¡La gente tira papeles por la calle! ¡Alguno habrá llegado a las manos de Isabel! Estaba dispuesto a recordar el lugar donde había empezado todo. ¡Cómo había podido ser tan idiota!... Había olvidado completamente aquel coche aparcado al lado del portal, así que fui volando hacia allí... y allí estaba ¿Sabéis qué?:¡Una alcantarilla! Y ahora os preguntaréis qué tiene que ver una alcantarilla, pues bien: Alguien debió tirar un trozo de papel y cayó en la alcantarilla, la chica, que supuestamente estaba secuestrada allí, lo pudo coger, escribió la nota y lo volvió a lanzar a la calle por los agujeros de la alcantarilla, como pudo. Al pasar yo por allí, el papel se me pegó a los pantalones.

Enseguida llamé a la policía. Al día siguiente leí el diario:

“La chica secuestrada de hace 20 años es encontrada por su padre”

Olvidaba deciros porqué puse tantas ganas al encontrar a esa mujer, pues es que yo tuve una hija, y cuando cumplió un año la raptaron, nunca supimos más de ella, y no quería que le quitaran la hija a otra familia, porque sé el dolor que esto causa. Pues bien, aquí nos tenéis, unidos por el destino.
Lídia Puyals- 2º B

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