-¡Qué desperdicio de la naturaleza!
-También lo creo desde hace mucho tiempo- dijo una voz grave.
-¿Quién habla?- pregunté nerviosa.
La voz aquella, resultó venir del medio del río, donde podía ver una especie de boca que hablaba. Parecía estar soñando.
-Estás hablando conmigo, sí, un río- me susurró la boca de agua.
Cuando yo lo asimilé finalmente, le dije que porqué estaba tan exageradamente contaminado.
-La gente sólo viene al bosque a pasear, a comer o a pasear al perro. Nadie piensa que hay unrío y que a lo largo del tiempo en que la gente lanza las latas en el suelo, llegan al río, y permancen allí, es decir, encima de mí.
-Claro, la gente no es consciente de que un río puede quejarse- le dije yo consolándole.- Te prometo que voy a hacer lo posible para que, a parte de no contaminarte más, voy a intentar sacar toda la comoda, bolsas, latas y toda la contaminación que llevas encima.
El río me dio las gracias de todo corazón y prometió darme recompensa de dejarme bañar sobre su agua pura y cristalina.
-Hace tiempo que viniste pro aquí y prometiste hcer lo que hecho. Ahora me toca cumplir mi parte de la promesa- dijo feliz. ¡¡¡Yupi!!!
Carlota González 3º E.S.O. 2010
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