Julen era un niño gamberro, pero que siempre, al salir del colegio, cogía la bicicleta y se marchaba al río, allí merendaba y pasaba la tarde. Todas las tardes para Julen eran lo mismo, pero a él le gustaba.
Una tarde, al salir del colegio y coger la bici, se fue corriendo al río, cuando llegó allí, había un par de chavalaes tirando piedras y basura al río, él dejó caer la bici y dijo:
-¡Eh, chicos!, ¡Parad! Él no se merece esto, él no lo haría.
Los chicos se rieron, y se fueron, Julen había logrado que se marcharan, pero quién le aseguraba que no volverían. Pero Julen tuvo suerte, los chicos no volvieron gracias a él.
También oí decir al señor, que gracias a Julen, su río se convirtió en un parque natural.
Fanny Díez 3º E.S.O. 2010
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