Entonces me agaché para beber un poco de esa agua cristalina y escuché:
-¡Eeee!, ¡Tú! ¡Quieto!
-¿Yo?- dije- ¿Quién me habla?
-¡YO! El río, no bebas de mi preciosa agua...- me dijo el río.
-¿Por qué no puedo?- dije.
-Porque me queda muy poca y me quedan 2 días de vida ¿Te puedo pedir mi último favor?- dijo.
-¡Claro, dije lo que sea!- le contesté.
-¿Me puedes traer un pez para que me haga compañía?- dijo el río. Entonces me fui rápido a una tienda a comprar un pez y cuando lo traje al río, se había secado y me puse muy triste.
David Trilla 3º E.S.O. 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario